JustWorld International se dedica a romper el ciclo de la pobreza financiando a socios locales de todo el mundo que ayudan a los niños a prosperar. Un grupo de embajadores visitó recientemente uno de los proyectos asociados de JustWorld, Los Patojos, en Guatemala. Durante este viaje, experimentaron de primera mano lo que es ser un estudiante en Los Patojos.Nuestro primer día empezó viendo la antigua escuela, escuchando las historias de Juan Pablo sobre cómo empezó todo, los retos y anécdotas, mientras nos guiaba por su casa y luego al nuevo centro comunitario. Aquí, en su nuevo centro, JustWorld financia el programa educativo, una clínica médica y un comedor comunitario, y actividades de liderazgo y desarrollo cultural como clases de periodismo, break dance, ballet y fotografía.Los embajadores pasaron la mañana ayudando a los estudiantes a trabajar en lecciones académicas sobre ortografía y escritura con niños de primer grado, y reconocimiento de colores y formas con niños de edad preescolar. Sophie Simpson, embajadora de JustWorld, dijo que ver la emoción que les producía a los niños pequeños montar un puzzle de 20 piezas parece un juego y una diversión, pero en realidad es la base para que aprendan a resolver problemas.Mientras algunos embajadores pasaban la mañana en un aula, Geoffrey Hesslink y André Mershad trabajaban en la cocina para preparar más de 200 comidas para el almuerzo. Es casi imposible que los niños vayan a la escuela, presten atención y aprendan si tienen hambre. Por eso, Los Patojos ofrece a todos sus alumnos desayunos y almuerzos nutritivos y saciantes para que puedan ser productivos y progresar.Después de comer, todos se reunieron para realizar actividades en grupo. Los Embajadores se dividieron, algunos fueron a manualidades, otros al patio para jugar y otros al auditorio para bailar. Tatianna Verswyvel llevó a un grupo de estudiantes al auditorio para una clase de baile en la que se enseñaron unos a otros una coreografía; Mitch Endicott fue al patio a jugar a la comba y al pilla-pilla con un grupo de chicos; y Kira Kerkorian hizo pulseras de cuentas con otro grupo. Juan Pablo, fundador de Los Patojos, ha explicado que tener una salida creativa es esencial. Disponer de un entorno seguro y sin prejuicios para cantar, bailar y pintar animará a los alumnos a explorar sus intereses creativos y convertirlos en una afición para toda la vida o incluso en una carrera.Todas las habilidades que se aprenden en Los Patojos están diseñadas para ayudar a los niños y jóvenes en el futuro y contribuir a proporcionarles una vida mejor. Desde matemáticas y ciencias, hasta arte y música, ampliarán sus conocimientos y aumentarán su calidad de vida. Por ejemplo, al día siguiente, cuando JustWorld volvió a Los Patojos, los estudiantes estaban esperando en la puerta detrás de una mesa para vender pulseras que ellos mismos habían hecho. Aunque es una actividad divertida, es un atisbo de lo que podría ser el futuro. Los niños ya están aprendiendo las habilidades que implica crear un artículo y venderlo. Con varios niños trabajando en el puesto de pulseras, también aprenden a trabajar en equipo para lograr un objetivo. Todas estas actividades y habilidades que Los Patojos está proporcionando y enseñando a sus estudiantes les dará más oportunidades para tener éxito y ver sus sueños convertidos en realidades.

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